Cuando vayamos a llevar a cabo estos ejercicios, debemos buscar un lugar tranquilo y sin interrupciones, con luz y temperatura agradables que faciliten al niño centrarse en la tarea.
Los pasos a seguir son:
- Manos y brazos: Le decimos al niño: Imagina que tienes un limón en tu mano izquierda. Trata de exprimirle todo el jugo. Siente la tensión en tu mano y brazo mientras lo estás exprimiendo. Ahora relájate y deja caer el limón. (Repetimos el mismo procedimiento con la mano y el brazo derechos). Fíjate como están ahora tus músculos. Están relajados.
- Brazos y Hombros: Vamos a imaginarnos que eres un gato muy perezoso y quieres estirarte. Estira o extiende tus brazos frente a ti, levántalos ahora sobre tu cabeza y llévalos hacia atrás, intenta tocar el techo. Fíjate en el tirón que sientes en tus hombros. Ahora deja caer tus brazos a los lados. Muy bien, fíjate qué bien te sientes cuando estás relajado.
- Hombros y cuello: Imagina que eres una tortuga sentada encima de una roca, en un apacible y tranquilo estanque, relajándote al calor del sol. Estás tranquilo y seguro allí. ¡Oh! De repente, sientes una situación de peligro. ¡Vamos! Mete la cabeza en tu concha, tienes que tener la cabeza totalmente metida para poder protegerte. Trata de llevar los hombros hacia las orejas, intentando meter la cabeza entre ellos, mantente así, no es fácil ser una tortuga dentro de su caparazón... Ahora el peligro ya pasó, puedes salir de tu concha y volver a sentir la luz, relájate y túmbate a tomar el cálido sol. Fíjate en que te sientes mucho mejor cuando estás relajado que cuando estás tenso.
- Mandíbula: Imagínate que tienes un enorme chicle en tu boca, muy difícil de masticar, está muy duro. Intenta morderlo, deja que los músculos de tu cuello te ayuden, intenta apretarlo, fuerte, que se meta entre tus dientes. Muy bien, lo estás consiguiendo.... Ahora relájate, deja tu mandíbula floja, fíjate qué bien te sientes cuando dejas la boca caída. Intenta relajar tu cuerpo entero, quedarte como flojo, lo más flojo que puedas.
- Cara y nariz: Ahora viene volando una de esas molestas moscas y se ha posado en tu nariz, trata de espantarla, pero sin usar tus manos. Intenta hacerlo arrugando tu nariz. Procura hacer tantas arrugas con tu nariz como puedas. Deja tu nariz arrugada, fuerte. ¡Muy bien! Has conseguido alejarla, ahora puedes relajar tu cara. Fíjate que cuando arrugas tan fuerte tu nariz, tus mejillas, tu boca, tu frente, hasta tus ojos te ayudan y se ponen tensos también. Intenta dejar tu cara tranquila, sin arrugas. Siente cómo tu cara está ahora más tranquila y relajada.
- Estómago: Imagina que estás tumbado sobre la hierba. ¡Oh! Mira, por ahí viene un elefante, pero él no está mirando por dónde pisa, no te ha visto, ¡va a poner un pie sobre tu estómago! ¡No te muevas! No tienes tiempo de escapar. ¿Estás preparado? Tensa el estómago fuerte, si él te pisa y tienes el estómago duro, no te hará daño. Pon tu estómago duro como una roca... Ya se va. Puedes relajarte, siente la diferencia que existe cuando tensas el estómago y cuando lo dejas relajado. Así es como quiero que te sientas, tranquilo y relajado. Esta vez vas a imaginarte que quieres pasar a través de una estrecha valla en cuyos bordes hay unas estacas. Tienes que intentar pasar y, para eso, te vas a hacer delgado, metiendo tu estómago hacia dentro, intentando que tu tripa se pegue a tu columna. Trata de meterla todo lo que puedas. Aguanta así, tienes que pasar la valla. Muy bien, has conseguido pasar a través de esa estrecha valla sin pincharte con sus estacas. Ahora deja que tu estómago vuelva a su posición normal. Relájate. Así te sientes mejor, lo has hecho muy bien.
- Piernas y pies: Imagínate que estás parado, descalzo, y que tus pies están dentro de un pantano lleno de barro espeso. Intenta meter los dedos del pie dentro del barro, lo más dentro que puedas. Probablemente necesitarás tus piernas para ayudarte a empujar. Empuja hacia dentro, siente cómo el lodo se mete entre tus dedos… Ahora sal fuera y relaja tus pies. Te sientes mejor cuando estás relajado. No tenses nada, te sientes totalmente relajado.Imagina ahora tu lugar preferido mientras estás relajado, que bien se está, ¿eh? Este último paso será la señal para iniciar la relajación cuando note la señal de ansiedad. Recordar su lugar preferido le ayudará a relajarse y parar las señales ansiógenas antes de que le paralicen para actuar. Hay que insistir mucho en que note la diferencia de los músculos: de cuando están tensos a cuando están relajados, así como en las sensaciones tan agradables que produce el estado de relajación.
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