"Educar es una ciencia y un arte". Un arte porque no hay reglas fijas y cada caso es diferente, cada circunstancia única, pues las personas somos irrepetibles. Pero a su vez, es una ciencia y como tal es necesaria conocerla, estudiarla y dedicarle horas de trabajo. Nadie nace sabiendo y hoy en día la experiencia heredada de nuestros padres en el área de la educación no es suficiente" (Fernando Corominas; Educar hoy de Editorial Palabra).
- Los niños hacen lo que tú haces: nos observan para obtener las claves de cómo comportarse en el mundo, somos su modelo a imitar. Debemos usar nuestro comportamiento para guiarles. Si queremos que no levante la voz, deberemos mantener también un tono de voz razonable.
- Mantener las promesas: Cuando hacemos promesas, ya sean buenas o malas, nuestros hijos aprenden a confiar en nosotros y a respetarnos. Así que, cuando prometamos ir a dar un paseo después de que recoja sus juguetes, tendremos que estar preparados para salir de casa, en cuanto él termine con su obligación.
- Bajar a su nivel: arrodillarse o agacharse cerca de los niños es una herramienta muy poderosa para comunicarse positivamente con ellos. Les ayuda a centrarse en lo que decimos o preguntamos.
- Te oigo: Escuchar activamente es otra herramienta para ayudar a los niños pequeños a sobrellevar sus emociones. Cuando les repetimos lo que nos dicen y lo que pensamos, les ayudamos a aliviar algo de su tensión y les hacemos sentirse respetados y consolados. Esto puede evitar muchas rabietas de caracter potencial.
- Sorpréndelo portándose bien: Cuando se comporta como esperamos de él, podemos darle una gran respuesta positiva. Por ejemplo, ¡Qué contento estoy, te estás portando pero que muy bien! ¡Cómo me gusta cuando guardas todos los juguetes después de jugar! Un buen propósito es hacer seis comentarios positivos (alaba y anima), por cada comentario negativo (críticas y regañinas). Es bueno recordar que los niños buscan la atención negativa, si es la única alternativa para que le hagáis caso.
- Escoger sabiamente las batallas: Antes de intervenir en algo que está haciendo vuestro hijo, preguntaros primero si hace realmente falta. Dando instrucciones y respuestas negativas sólo cuando son estrictamente necesarias, creáis menos oportunidades para el conflicto y los malos sentimientos. Las reglas son importantes, pero hay que reservarlas para las cosas importantes.
- Hazlo simple: debéis darle las instrucciones claras en términos simples, para que vuestro hijo sepa lo que se espera de él. Por ejemplo: Por favor, no te sueltes de mi mano cuando cruzamos la calle.
- Responsabilidad y consecuencias: A medida que se hacen mayores, es bueno responsabilizarles de su propio comportamiento, dándoles la posibilidad de que experimenten las consecuencias naturales de su conducta. Por ejemplo, si se olvidó poner en su mochila la merienda, a la hora de la merienda pasará hambre, una vez, porque la siguiente se preocupará de llevarla.
- Dilo una vez y sigue adelante: Dar la lata es aburrido para los padres y no funciona. Debemos evitar amenazas ociosas, pues acabarán siendo ignoradas. La mejor manera es decirles las cosas una sola vez y solo intervenir si más adelante necesitas establecer límites o sostener una regla.
- Hacerle sentir importante: encargarles algunas tareas fáciles o cosas que ellos puedan hacer para desempeñar un papel importante ayudando en las tareas de casa. Esto les hará sentirse importantes y orgullosos de echar una mano. Les ayudan a sentirse responsables y elevarán su autoestima.
- Anticiparse a posibles conflictos: En ocasiones, no podemos atender a nuestros hijos como quisiéramos o no podemos acompañarles en alguna ocasión importante para ellos, por circunstancias ajenas a nuestro control.
- Mantén el sentido del humor: otra manera de reducir tensión y los posibles conflictos es usar el humor. Tenéis que llegar a ser el monstruo amenazador de hacer cosquillas o hacer ruídos de animal, en las situaciones que lo requieran. Sin embargo, no debéis echar mano del humor sobre sus defectos, pues no les ayuda en absoluto. A los niños les duelen mucho las burlas paternales. Con las bromas tenéis que reíros todos.
Extraído de hacer familia; http://www.hacerfamilia.es/