Los padres, actualmente, nos sentimos confusos y desorientados al tener que decidir entre seguir la propia intuición, los modelos en que fuimos educados y los ejemplos que se ven en otros padres y en los medios de comunicación. El resultado es un comportamiento contradictorio:
Nos asusta defraudarlos
No sabemos o no queremos decir “no”
No queremos frustrarlos,... ”ya sufrirán cuando sean mayores”
Nos preocupa ser considerados autoritarios
No queremos que sufran lo que nosotros sufrimos
Compensamos la falta de tiempo y dedicación con una actitud indulgente (y culpable)
Tenemos miedo al conflicto y a sus malas caras
Nos parece que actuamos con egoísmo si imponemos normas que nos faciliten la vida.
En esta línea el autor Robert MacKenzie, en su libro “Poner límites, como educar a niños responsables e independientes con limites claros “, intenta:
-Poner límites claros, firmes y efectivos. Establecer normas que promuevan la colaboración.
-Enseñar a los hijos habilidades básicas para resolver sus problemas. Aplicar las consecuencias lógicas de las malas conductas.
Se plantea que ante todo el límite o la norma deben ser claros y concisos, explicándolo al niño. Así no es lo mismo decir al niño” vale ya, eres un pesado” que decir “tienes que esperar a que termine de hablar por teléfono para poder hablar”
Los padres debemos poner las normas y los límites que consideramos necesarios, exigiendo que se cumplan:
- Cuanto más claro y conciso mejor. Hay que ir al grano (y esto no siempre es fácil).
- Utilizando un tono de voz firme pero normal. No hace falta gritar.
- Anunciar la consecuencia de antemano.
- Y lo más importante: cumplir la consecuencia si es necesario.
o Consecuencias naturales. Por ejemplo, si se le cae el helado porque estaba despistado, lo natural es que se quede sin helado. Así la próxima vez tendrá más cuidado. "Vaya, qué faena, se te ha caído el helado. La próxima vez tendrás que tener más cuidado". No hace falta sermonearle
o Consecuencias lógicas. Por ejemplo: si se escapa corriendo por la calle tendrá que ir de la mano o en la sillita hasta que aprenda a no escaparse; o si se niega a recoger las pinturas se quedará sin ellas unos días.
La aplicación de esta consecuencia se hará:
§ Transmitiéndola con calma y cumpliéndola del mismo modo. No es necesario criticar, ni humillar al niño.
§ Aplicarlas cuantas veces sea necesario y de manera inmediata;
§ Y en último lugar, una vez cumplida, borrón y cuenta nueva (no es necesario seguir echándoselo en cara el resto del día).
Actuar con seguridad y firmeza, desde el conocimiento de nuestros hijos y el cariño que les tenemos, sabiendo que nosotros somos el modelo a imitar
En la línea de lo indicado os cuelgo un vídeo sobre normas y límites para reflexionar sobre el cambio educacional entre generaciones y un vídeo sobre cómo nuestro comportamiento influye en el comportamiento de nuestros/as hijos/as